La pandemia de COVID-19 nos ha puesto en estado de alarma cuando se trata de la desinfección, buscando matar todo lo posible con productos desinfectantes. Sin embargo, los expertos sugieren que revisar de vuelta lo básico puede ser una mejor forma de afrontar el coronavirus.
La ciencia ha demostrado que con simplemente jabón y agua se lidiar con el coronavirus, sin necesariamente recurrir a un sanitizador o un desinfectante, pero otros gérmenes sí lo necesitan. La clave está en seleccionar el producto correcto – ya sea un desinfectante, sanitizador o limpiador – para los microorganismos que tu emprendimiento enfrenta, el tipo de facilidad con la que cuentas, el tipo de superficies, la frecuencia con la que se tocan las superficies, etc.
¿Cuál es la diferencia? No todo el personal entiende la diferencia entre limpiadores, sanitizadores y desinfectantes, lo que puede llevar a una elección errónea de productos y a un uso incorrecto de los mismos. Los agentes de limpieza regular – ya sean líquidos, en polvo, sprays o productos granulares – remueven tierra, polvo, restos y olores de las superficies. Si bien estos productos hacen que las superficies se vean bien, no detienen la propagación de enfermedades.
Puesto en términos simples, los productos convencionales de limpieza no matan gérmenes. Lo que hacen es físicamente remover tierra y patógenos de las superficies.
La rutina de limpieza y desinfección deberá siempre ser un proceso de dos pasos. El encargado deberá, como primer paso, usar un agente de limpieza para remover suciedad de la superficie. Después de ello, deberá usar desinfectantes para matar a los microorganismos que quedaron. Muchas veces los encargados de limpieza se saltan la limpieza y van directo a la desinfección, pero el método correcto es limpiar primero la superficie y luego aplicar un sanitizador o desinfectante. Deja que la superficie quede mojada con el desinfectante por el tiempo indicado en el producto y luego remuévelo con un paño si es necesario.
Expertos advierten que la desinfección en un solo paso va en contra del uso correcto indicado en los productos desinfectantes. Del mismo modo, diversas instituciones como el CDC (Centers for Disease Control and Prevention) en Estados Unidos recomiendan aplicar el desinfectante recién a superficies que han sido limpiadas previamente.
¿Sanitizador o desinfectante? Por otro lado, saber cuándo aplicar los diversos químicos es tan importante como saber qué químicos. Por ello, es importante que entiendas las diferencias entre sanitizadores y desinfectantes para escoger el correcto. Los sanitizadores reducen las bacterias en la superficie por al menos el 99,9%, mientras que los desinfectantes matan un rango más amplo de bacterias, moho, hongos y virus con un 99,999% de éxito.
De acuerdo con expertos, un sanitizador es suficiente para la mayoría de casos. Estos funcionan de forma adecuada en guarderías, restaurantes y peluquerías, pero en ambientes donde microorganismos más peligrosos están presentes – como hospitales, asilos, consultorios o salas de emergencias – los desinfectantes son la opción adecuada.
Por otro lado, es posible que en casos específicos, por el rubro del negocio o por directiva, el personal encargado deba aplicar desinfectante en todas las superficies. En este caso, la frecuencia debe ser determinada según el tipo de negocio y el tráfico que recibe.
Expertos recomiendan una aplicación focalizada de desinfectante, donde la desinfección ocurra antes y después de instancias de alto tráfico. En un colegio, por ejemplo, los encargados desinfectarían los lugares de alto contacto antes de que lleguen los estudiantes, a la hora del almuerzo y nuevamente al finalizar el día.
Casos más específicos Finalmente, tenemos que tener en cuenta otro proceso más específico: la esterilización. Esta tiene un factor de eliminación de microorganismos del 100%. Este proceso está reservado para quirófanos y otras áreas que requieran un ambiente estéril.
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